Sobre mí
Sobre mí
Muchos productos o servicios podrían mejorar cientos de vidas. Sin embargo, algo se le escapa a sus creadores.
Quizá cuando hablas con tus clientes sientas que algo os distancia. Es como un cristal fino, pero imposible de romper. Algo que te impide conectar con su corazón. Escoger las palabras adecuadas no es fácil. Hace falta meterse en su piel para lograrlo.
Ahí empieza mi trabajo.
Soy copywriter, forjador de historias y creador de voces.
Desde que alcanza mi memoria siempre me han fascinado las historias. Cuando era pequeño me encantaba imaginarlas.
Era un niño disléxico con un déficit de atención. Me costaba horrores atender en clase. Imaginar era mi refugio.
Estudié Administración y Dirección de empresas. Siempre me había gustado la economía, veía en ella la sangre del mundo. Lo más curioso fue la mejora que tuvieron mis notas. En esa época comprendí que cada persona debe vivir de su pasión.
Acabo de cerrar los ojos y una sonrisa se dibuja en mi cara.
Veo a los hermanos McDonald’s cocinando en su primer puesto de hamburguesas. Están tarareando canciones de Elvis Presley. Ahora veo a Steve Jobs diseñando el Apple-1 en el garaje de sus padres. Está emocionado con el futuro que visualiza. A todos les apasiona lo que hacen.
Estuve un año viviendo en Londres tras terminar la carrera. Necesitaría un libro entero para esa época. Quizá en otra ocasión.
No empecé a escribir hasta que volví a España.
Había montado una empresa. Me iba bien. Disfrutaba con lo que hacía.
La palabra para describir esa época es «serenidad».
Recuerdo el día. Estaba delante de mi ordenador e iba a cerrar la oficina. Era de noche y todo estaba en silencio. Poco a poco mis dedos se fueron acercando al teclado, como si estuviesen haciendo algo prohibido. Una vez que lo alcanzaron fue como si un cristal estallase dentro de mí y parte de mi alma fuese liberada.
Escribí mi primera historia. Un romance entre dos jóvenes que se conocen durante un viaje en autobús. No sé cuánto tiempo tardé. Sí recuerdo el contraste del aire frío en mi nuca con el calor que emitía mi corazón.
Puede que la economía fuese la sangre del mundo, pero las historias eran parte de la mía. Mi pasión.
Conocí el copywriting años después. Había dejado la empresa y tenía otro proyecto en mente. Me había aficionado a las meditaciones guiadas.
Hasta esos días veía las historias como un pasatiempo.
Fue antes de realizar una cuando, dentro de toda la casualidad que puede haber en el algoritmo de YouTube, vi un anuncio de formación en copywriting.
En ese instante, sentado para meditar, supe que mi vida había cambiado.
Había una forma de conectarlo todo.
Entendí que parte de mi sangre fluía por el mundo y no me había dado cuenta. Pude ver cómo forjar historias fortalece a las empresas.
Fui consciente de que hacer que la gente sintiese los esfuerzos de esos hermanos admiradores de El Rey del Rock o compartiera la ilusión de aquel joven visionario unían a millones de personas. Entendí que sus pasiones e historias inspiran al mundo.
Le dan voz propia a lo que ofrecen.
Esta arma tan poderosa, este recurso tan rico, ahora está al alcance de todos.
Ya no solo las grandes empresas son capaces de encontrar la voz capaz de romper ese cristal que las aísla de sus clientes. Ahora, con las herramientas adecuadas, todos pueden hacerlo.
Ahí es donde entro yo.
Al margen de escribir, leer novelas y contar chistes sarcásticos, me gusta el ajedrez. Me encanta ver esas piezas como soldados, caballos o torretas siguiendo mis órdenes y matándose entre ellas.
También me encanta el parchís, es en lo que soy más competitivo. Las responsables: mis dos abuelas, jamás me dejaron ganar.
Antes de nada has de saber que me encanta aprender.
Cuando nos sentemos te voy a dejar hablar, pero si no lo haces te haré muchas preguntas. Siento curiosidad por todo. Y me encanta meterme en la piel de los demás.
Necesito convertirme en ti para sentir tu voz y forjar tu historia.
Así es como lo sentirás.
Por eso entiendo las necesidades de cada empresa y de sus clientes.
Contacta conmigo y que todos escuchen a tu empresa.